Mil veces hemos hablado de la guerra de formatos que está teniendo en el mercado de los puntos de recarga para coches eléctricos, una batalla por imponer un sistema propio que supondrá el control de un enorme mercado que supondrá grandes ingresos para el formato que se convierta en el seleccionado. Pero a pesar de que muchos comparan esta lucha con la vivida hace unas décadas entre los formatos de vídeo Beta y VHS, hay una gran diferencia, en aquella ocasión eran dos formatos japoneses, pero en este caso el formato CHAdeMO, tendrá que luchar contra un formato europeo, el Combo.
Hablando con un experto del sector de los puntos de recarga durante el salón del automóvil eléctrico de Valladolid este me ha comentado que a pesar del tremendo esfuerzo que Nissan está realizando para extender su red de recarga rápida por toda Europa, incluso regalando o entregando a muy bajo precio los puntos, este formato no tiene futuro en nuestro mercado y está abocado inevitablemente a una adaptación futura al formato europeo, ya que ante la falta de acuerdo finalmente será la Unión Europa la encargada de legislar y como es previsible, lo hará a favor de un formato Combo, que tiene el beneplácito de los fabricante alemanes.
Esto quiere decir que todo el esfuerzo que ahora mismo está desarrollando Nissan por acelerar su despliegue y hacerse con el control del mercado de los puntos de recarga no tiene prácticamente ningún valor, ya que la guerra parece ganada de antemano por el formato europeo, por lo que al esfuerzo de la actual instalación, se estima que un punto de 50 kW puede salir con la instalación por encima de los 60.000 euros, no servirá de mucho, y tendrá que venir acompañada en pocos años por su actualización al formato europeo, lo que supondrá de nuevo una inversión.
Esto podría evitarse si desde un principio tanto los fabricantes japoneses como los europeos se pusiesen de acuerdo con el formato seleccionado y desde un principio el utilizado fuese el mismo para todos los coches, algo que redundaría en un mejor servicio para el consumidor, y que evitará situaciones tan habituales como encontrarse con un punto, y no poder usarlo, una sensación que no hace otra cosa que perjudicar la imagen de una tecnología que necesita todo a su favor para despegar, y que no necesita que la propia industria le ponga zancadillas.
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