En una interesante entrevista a Greencarcongress, Sascha Simon, jefe de planificación de productos avanzados del fabricante alemán, ha desgranado las razones por las que piensa que la próxima generación de pilas de combustible será la que logre por fin poner coches impulsados por hidrógeno en las carreteras.
Según Simon, la nueva tecnología habrá logrado por fin una verdadera ruptura y además de un tamaño reducido, también adoptará novedosas soluciones destinadas a aumentar su capacidad energética, y sobre todo, reducir los elevadísimos costes que han lastrado a este sistema. Además ha dejado caer que el segundo modelo en dar el salto al hidrógeno, después del Clase B, podría ser una berlina, el Clase E que llegaría de cara al 2017.
Para Simon, las claves del por que de su decidida apuesta por la pila de combustible se basan en dos ideas, una que tiene que ver con los precios, según Mercedes las baterías de los coches eléctricos no están bajando lo esperado, y además parece que en los próximos años, su descenso de costes no será tan importante como se indica en los diferentes informes, mientras que los sistemas de hidrógeno no han parado de contraer sus precios.
También argumenta que la fabricación de un coche con una pila de combustible será tan económico y sencillo como la fabricación de un coche con motor de combustión interna, y pone como ejemplo que el Mercedes Clase B está preparado para una construcción en cadena. Pero sin duda el mejor argumento tiene que ver con los costes, y según Mercedes, la reducción de este aspecto ha sido muy importante en los últimos años, sobre todo por la rebaja del uso de materiales raros y costosos, como el platino, que llegará casi a desaparecer en la cuarta generación de esta tecnología.
También nos muestra Mercedes la evolución en cuanto a densidad energética de su pila de combustible, una tecnología que ha pasado de apenas 400 kW/L en 1995, a los esperados 2.250 kW/L que se espera alcanzar en 2016, cuando desembarque la cuarta generación de la pila de combustible.
Ahora la cuestión será si la gente preferirá una tecnología capaz de proporcionar unas prestaciones y características similares a la de los motores de combustión (mucha autonomía, cortos tiempos de recarga) pero atados a un sistema de abastecimiento en manos de unos pocos, o preferirá unos vehículos con batería, con sus limitaciones (poca autonomía y elevados tiempos de recarga) pero capaces de ser recargados en cualquier enchufe.
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Fuente | Greencarcongress
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