Como vemos en las cifras de ventas, los coches eléctricos no están despegando en nuestro país, donde es cierto que la escasa demanda y la pobre red de puntos de recarga pueden ser algunos de los problemas para la expansión de la movilidad eléctrica, pero donde el número uno de todos los inconvenientes es el económico, ya que los 30.000 euros de media que cuestan los coches impulsados por electricidad los convierten en un objeto de lujo para la gran parte de la población.
En lo que llevamos de año el coche eléctrico más vendido ha sido el Peugeot iOn, con 93 unidades hasta octubre, una cifra ridícula que pone sobre la mesa que a pesar de tratarse de un buen coche, su precio con ayudas, 28.500 euros, es totalmente desproporcionado a su tamaño, equipamiento y prestaciones, más incluso que los 30.000€ del Leaf. ¿Que pasaría entonces si en lugar de 28.500 euros costase los 23.500 euros que sale antes de impuestos?. Pues a pesar de seguir siendo un precio elevado, se convertiría en un modelo mucho más atractivo y supondría una opción a tener en cuenta para una mayor cantidad de personas y no solamente por los servicios de car sharing y flotas privadas.
Hemos visto que una de las últimas propuestas del Ministro de Industria, Miguel Sebastián, de utilizar el próximo año el dinero que ha quedado sin gastar en 2011, supone que el presupuesto supera a la oferta, por lo que si Renault no lo remedia, el próximo podría volver a suceder lo mismo y a pesar de que la expectativa es de que los número se multipliquen, tampoco veremos una invasión de coches eléctricos en nuestras calles.
Por lo tanto es momento de poner en marcha medidas adicionales para incentivar la compra y como las ayudas directas además de poco efectivas han sido insuficientes para lograr un precio atractivo, tal vez sea el momento de dar un paso más allá y poner en marcha una exención fiscal para que los costes de los coches eléctricos alcancen un nivel algo más atractivo para la población, tanto eliminando los impuestos de adquisición como las tasas municipales.
Por supuesto esto supone un pequeño esfuerzo inicial, recordamos que son unos pocos cientos los vehículos que se venden cada año, y debe enmarcarse en un programa a medio plazo que contemple primero la eliminación paulatina de la ayudas, para posteriormente ir aumentado la carga fiscal, de una tecnología que puede ayudar al viejo continente a recuperarse de esta brutal crisis económica gracias a un tremendo potencial de generación de empleo, y a la circulación interior de una gran cantidad de capital que cada año enviamos a los países productores de petróleo, unos 50.000 millones de euros al año solamente en España.
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