En una interesante entrevista, el presidente del grupo franco-japonés Nissan-Renault, Carlos Ghosn, ha repasado un año especialmente duro para la marca, donde se ha enfrentado a las turbulencia económicas tanto en Europa como en los Estados Unidos, el tsunami que asoló parte de Japón, la fortaleza del yen que está perjudicando gravemente las exportaciones a occidente y las inundaciones de Tailandia.
Ante este panorama, el señor Ghosn ha redoblado su apuesta por los coches eléctricos argumentando que se tratan de armas que nos ayudarán a superar esta crisis, aunque por delante quedan grandes retos, como la reducción de los costes de fabricación, una evolución que marcará el futuro de este tipo de vehículos que luchan por hacerse un hueco en nuestros mercados.
Está claro que la apuesta del presidente ha sido muy fuerte, al mismo tiempo que arriesgada, aunque tanto la desenfrenada evolución de los costes de los carburantes, hace tiempo desligados del coste del petróleo, así como las noticias que nos llegan desde los primeros y principales mercados de los coches eléctricos, USA y Japón, donde se vende cada coche que se fabrica, nos permiten soñar con que el camino se ha comenzado, y esta vez no hay marcha atrás.
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